Hace unos días vi un atardecer precioso cuando venía llegando en el tren a Mainz. Por eso decidí hoy ir con mi cámara a uno de los puentes ferroviarios a sacar unas fotos. Cuando estaba allí me dí cuenta de que no llevaba la batería. Por suerte en la mochila siempre llevo de todo:
Tras una primera parada en el puente, seguí en bici sin parar y sin pensar hacia donde iba. Se hacía de noche y cada cinco minutos caía algo de agua, así que no quise volver a detenerme a dibujar. A lo tonto, recorrí más de 25 kilómetros mientras atardecía. A casa llegué ya de noche. Poco antes de llegar casa empezó a caer el diluvio universal así que me puse bajo techo en una parada de autobús, y en ese rato aproveché para hacer un pequeño croquis del recorrido hecho hoy.
Salí desde Weisenau, pasé por el parque más grande de la ciudad, el Volkspark, que estaba lleno de gente a pesar de la lluvia intermitente. Luego atravesé el río Rin por un puente para trenes (es curioso que casi todos los puentes ferroviarios también tienen un carril bici o peatonal). Luego seguí unos senderos en medio de un bosque hasta llegar a las esclusas del río Main. Allí estuve un rato contemplando dicha obra de ingeniería, puesto que hasta día de hoy nunca me había parado a observar como funcionan. Tras ese breve descanso, seguí mi camino hasta llegar casi a la entrada de Rüsselheim am Rhein, pero decidí desviarme hacia el otro lado del río y buscar el camino de vuelta. Un camino que me costó encontrar al verme en medio de unos viñedos con unos caminos laberínticos. Finalmente llegué a Hochheim am Main, donde dí una vuelta por unos barrios residenciales, para luego ir siguiendo las señales que indicaban el camino de regreso a Mainz. Todo el camino estaba lleno de viñedos hasta llegar a Kastel, y desde ahí ya crucé el puente Theodor-Heuss para llegar finalmente a Mainz.
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